Entrevista con Miguel Valldecabres, padre de cuatro estudiantes del centro
¿Qué significa para ti que tus hijos se estén educando en un ambiente con estudiantes de casi 50 países?
Para mi mujer Mireya y para mí, es una oportunidad única y muy enriquecedora. Sin duda, uno de los principales motivos por los que decidimos matricular a nuestros cuatro hijos en Caxton. Crecer en un ambiente tan diverso les permite desarrollar una mentalidad abierta, global y diversa desde pequeños, aprendiendo a valorar y respetar las diferencias culturales. Este entorno refleja el mundo globalizado en el que vivirán y trabajarán en el futuro. Y sin duda, Caxton les abre un network internacional de contactos futuros que seguro que les servirá en sus carreras profesionales y temas personales.
¿Consideras que la exposición a múltiples culturas mejora las habilidades sociales o de pensamiento crítico de tus hijos? ¿De qué manera?
Sí, definitivamente. Nuestros hijos viven inmersos de manera natural a esta exposición a múltiples culturas y por ello, a corto plazo, es difícil ver las mejoras. No obstante, estoy convencido de que, en su futuro, tendrán simplemente una mente más abierta y preparada para trabajar con equipos internacionales.
Es obvio, que la convivencia con estudiantes de diferentes culturas les está enseñado a adaptarse y sobre todo a comunicarse más eficazmente. Las diferentes culturas, ofrecen diferentes perspectivas, apertura de mente y pienso que, de alguna forma, les ayudará en el futuro a fomentar el pensamiento crítico sin caer en los estereotipos.
Esta exposición está generando un poso muy grande en nuestros hijos y les va a ayudar en el futuro, por ejemplo, a entrar en reuniones profesionales a puerta fría, teniendo la capacidad de agradar y convencer.
¿Qué beneficios crees que aporta a sus hijos crecer rodeados de compañeros de nacionalidades tan distintas?
Les enseña a ser más tolerantes, a trabajar en equipo con personas que tienen formas de pensar distintas y a valorar las tradiciones y costumbres de otros países. También les da herramientas para enfrentarse con confianza a un mundo multicultural y les prepara para futuros entornos laborales internacionales. Es lo que mi mujer y yo consideramos como “priceless culture”. Además de con sus compañeros, esto lo viven también con sus profesores.
¿Qué valores crees que tus hijos están desarrollando al convivir con personas de diferentes culturas y tradiciones?
Están desarrollando valores como el respeto, la empatía y la tolerancia. Aprenden a escuchar sin juzgar, a ser curiosos sobre otras formas de vida y a valorar la diversidad como algo positivo y enriquecedor.
¿Cómo crees que esta experiencia internacional beneficiará a tus hijos en el futuro, tanto personal como profesionalmente?
En el ámbito personal, serán personas más adaptables, con una mentalidad abierta y la capacidad de relacionarse con personas de cualquier lugar. Profesionalmente, estarán mejor preparados para trabajar en equipos diversos y podrán desenvolverse con confianza en un mercado laboral internacional. Y sobre todo, les va a ayudar mucho a comenzar una conversación con terceros, ya que el conocer a gente de tantas nacionalidades y culturas, puede ayudar a romper el hielo.
¿Has sentido que la diversidad cultural también te ha impactado a ti como familia?
Quizás sea difícil para mi mujer y para mí percibir el impacto. Nosotros hemos vivido en Inglaterra y hemos experimentado conexiones con muchas razas y culturas. Hemos estado “forzados” gustosamente a la integración y sabemos lo importante que esto es. Simplemente nos enorgullece saber que nuestros hijos están adquiriendo esta “priceless culture”.
¿Podría compartir alguna anécdota o experiencia positiva que hayas visto en tus hijos como resultado de este ambiente multicultural?
Claro, una vez mi hijo llegó a casa emocionado porque había aprendido algo sobre una festividad que no conocíamos como es el año nuevo chino o el mismo calendario chino. Quiso compartir lo que había aprendido y hasta investigamos juntos para saber qué animal nos representaba a cada miembro de la familia. Yo soy un “rabbit”.
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